En este capítulo, los cultivos se dividen en dos grupos básicos, a saber, los cultivos frutales que se convierten en un atractivo para los clientes potenciales tras la maduración. El segundo grupo es, por otra parte, el de los cultivos que son en sí mismos un atractivo determinado. (No obstante, algunos tratamientos de los cultivos se aplican a estos dos grupos y son objeto de la tercera subsección de este capítulo.
2.1. La fruta como reclamo para los clientes
Si la explotación se dedica a un cultivo que produce fruta para el consumo, el agricultor dispone de innumerables formas de hacer que esta actividad resulte atractiva para los clientes hasta el punto de que elijan la explotación para su estancia.
El primer atributo que puede utilizarse para el agroturismo en este contexto es la recolección de la fruta madura por los propios clientes. Las ventajas de la autocosecha son, a primera vista, las siguientes: el cliente cosecha tanto como consume, lo que reduce en cierta medida la cantidad de fruta desperdiciada, y el hecho de que el propio cliente realice la cosecha significa que no es necesario un gran gasto de mano de obra propia. Sin embargo, es necesario preparar adecuadamente la autocosecha para maximizar sus beneficios. Desde luego, es deseable que los recolectores reciban al menos formación sobre cómo practicar la recolección y cómo moverse por la explotación, de modo que no causen daños innecesarios con su presencia en la explotación y puedan resultar poco amistosos. La auto-recolección puede ir seguida de la auto-transformación, en la que, ya bajo una mayor supervisión, los clientes tendrían la oportunidad de seguir procesando la materia prima recolectada, abriendo así espacio para talleres, introduciendo informes tradicionales, etc.
2.2. Las propias plantas como reclamo
Estas flores pueden incluir, por ejemplo, árboles (silvicultura) o cultivos utilizados para la alimentación del ganado (hierba, maíz, etc.) Sin embargo, todos estos cultivos pueden servir de atracción para los clientes. En la silvicultura, por ejemplo, el propio bosque y las numerosas actividades que se pueden realizar en él pueden ser un atractivo. Existe la posibilidad de avistar animales o cazar de forma coordinada. Recoger setas y bayas, o simplemente dar un paseo por el bosque.
En cuanto a los cultivos forrajeros, es posible formar, por ejemplo, laberintos de maíz y otras formaciones por las que los visitantes pueden pasear y participar en diversas actividades, por ejemplo, en el citado laberinto para buscar hábitats y competir por ver quién los encuentra todos antes.
Los huertos de alquiler se presentan como pequeñas parcelas puestas a disposición por explotaciones que han desarrollado actividades multifuncionales como el agroturismo. Suelen estar situados en zonas periurbanas, o a las afueras de ellas, en lugares de acceso no demasiado complicado. Quienes alquilan los huertos cuidan de las plantas cultivadas y las utilizan para una dieta sana. Esta actividad representa una innovación en el sector del agroturismo, ofreciendo a los clientes la oportunidad de tener un contacto directo con la tierra y la naturaleza.
2.3.
Crop Processing
Sean cuales sean los cultivos de la explotación, el agricultor puede aprovechar el amplio potencial de cultivo, cuidado de la cosecha, producción y transformación posterior. El cliente potencial puede ver y participar en el trabajo estacional en torno al cultivo (siembra o cosecha) y sería bueno presentarle parte de la historia del cultivo (su uso en el pasado, cómo se cultivaba, etc.). Directamente para los clientes, el agricultor podría preparar un taller y demostrar el procesamiento tradicional del cultivo y vender o permitir que los clientes consuman los productos finales.
Existe un gran potencial para la venta directa en la explotación. El agricultor podría ofrecer parte de los productos para la venta directa en la explotación, lo que podría atraer a otros clientes potenciales a la explotación y la propia explotación se convertiría en un nombre conocido.